Empezaré con la cena de gala previa al enlace religioso y así dejaré lo ‘mejor’ para el final. A buen entendedor…
La novia, Stéphanie de Lannoy, confió
a Elie Saab todo el vestuario para los fastos. No ha habido manera de encontrar
una foto de cuerpo entero pero lo que veo me gusta.
Lástima que no pueda decir lo mismo de lo que viene a continuación...
Lástima que no pueda decir lo mismo de lo que viene a continuación...
Máxima de Holanda: Si los bordados plateados con forma de
rombos no fueran suficientemente feos (para mi gusto), Máxima
encima va y los adorna con un mega bolero de tul en volantes. Sólo diré una cosa: ¿Por qué,
Máxima, por qué?
Mette-Marit de Noruega: Lo siento, no voy a
tener piedad: horrible los bordados de pedrería, horrible el cuello redondo y la
manga corta. Tampoco me convencen las ondas al agua en el pelo.
Marta Luisa de Noruega: Supongo que a la
cuñada de Mette-Marit le gusta Ferran Adrià. Ambos apuestan por la
deconstrucción. Él con la comida y ella con una bola de
discoteca.
Miriam Ungría: Es la esposa de heredero de
los derechos dinásticos de Bulgaria. Esta es su primera aparición en un evento real desde que
sufriera un grave accidente de tráfico que dejó incapacitado a su marido. Me sabe
mal meterme con ella pero no me gusta nada el brillo ni
el color del vestido. Tampoco los guantes.
Paola de Bélgica: Ahí hay tul para cubrir
todo el país.
Lalla Salma de Marruecos: Nada que objetar de
su elegante caftán y sus taconazos. Ahora bien, con este peinado, ¿quién diría que sólo tiene
34 años???
A partir de aquí la cosa empieza a mejorar.
Carolina de Mónaco: Llamadme quisquillosa
pero no me gusta el largo de la manga ni la franja lateral de la falda. La espalda, eso sí,
espectacular. Y un diez por atreverse a su edad con semejante escote posterior.
Algunas de treinta no se atreverían…
Claire de Bélgica: El vestido y el color no
me matan pero me gusta que alguien de la
realeza por fin enseñe los pies en una cena de gala.
Marie Chantal de Grecia: Muy correcta y muy
mona pero estos vestidos de Elie Saab hace mucho tiempo que me aburren.
Ana María de Grecia: La reina de los
griegos iba muy bien para su edad. Buen patrón y discreto.
Matilde de Bélgica: Bastante bien dentro de las líneas románticas que tanto le gustan a la herdera belga. Ella, además,
siempre apuesta por colores tan bonitos como azul.
Marie Astrid de Austria: El típico vestido que asocio a la realeza. Y me gusta, que conste. Le ajusta como un guante y el color y la asimetría
del escote son un acierto.
Clotilde Courau: Mi preferido, por la
combinación de colores, la delicadeza del encaje, el cinturón dorado... Quizás
la espalda es un pelín atrevida para la realeza (es más pronunciado que el de Carolina) pero a
ella se lo perdonamos porque es francesa, actriz y, no nos engañemos, los
Saboyas, como los de Mónaco, son una monarquía de opereta, que diría Peñafiel…
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